Javier Oyarbide in memoriam

 

Mi querido Javier,

Ya estas en el cielo, allí donde los de aquí te echamos de menos y tú nos miras con una copa de ese champagne que tanto te gustaba y diciendo “lo que os perdéis” mientras nos guiñas un ojo.

Mira que te conocí de rebote, tú eras de los enanos de la ruta que cogías apenas dos o tres paradas antes de la mía. Era tu hermano Iñaki quien se sentó a mi lado por primera vez en clase, cuando estabais recién llegados de vuestra (nuestra) querida Navarra y Príncipe de Viana no era más que un proyecto claro en la cabeza de vuestros padres.

Luego vinieron las idas a estudiar a tu casa con Iñaki, en las que aun “molestaba el puto enano”, las comidas con tus padres, los comentarios al llegar a casa de ¡cómo se come en casa de Iñaki! (más tarde supe que estábamos probando nuevos platos de Príncipe o de Zalacaín) y poco a poco el enano dejó de ser enano y se fue metiendo en nuestra vida.

Las carreras, los coches, los primeros rallies de Carlos (Sainz) para animarle y apoyarle como buenos compañeros de colegio, el hacer barbaridades por Somosaguas con coches robados a nuestros padres, y fue llegando, en silencio, por la puerta de atrás, la amistad, los intereses comunes, el amor por la gastronomía, el descubrir juntos recetas, platos, productos, la diferencia entre un huevo bien frito de uno mal hecho, y así con casi todo, con una croqueta, una tortilla o la mejor becada.

Y llegó haceros con Príncipe de Viana en ese afán de rejuvenecerlo en cocina y en clientela, con el hondo conocimiento que tenía Iñaki en cocina y tú en sala. Y que bien lo hicisteis.

Como una vez leí a nuestro común amigo, Miguel Garrido, supisteis convertir a Príncipe en la mejor escuela de aficionados. Otros eran escuelas de cocina, de sala, de conocimiento, de vinos, vosotros fuisteis escuela de afición, de descubrimiento, en la que vuestros amigos nos fuimos aficionando a esto del comer, a apreciar las cosas bien hechas, a descubrir un mundo de sano hedonismo ligado a los platos de raíz y a los restaurantes de raza. Y gracias a vosotros permaneció para quedarse.

Me consta, por los numerosos mensajes de whatsapp, por las numerosas llamadas por teléfono, por tantos mensajes en twitter (ahora X), la cantidad de gente que te apreciaba, que te estaba agradecida, que te quería, que sabía lo que tus padres, tu hermano y tú habéis hecho por la gastronomía de este país, y que enfatizaban tu siempre cercanía, tu compartir y no guardarte nada para ti, tu siempre estar ahí cuando se te pedía cualquier cosa, desde un consejo a una receta.

Y cuando ya eras imprescindible en nuestras vidas, cuando te habías metido hasta el fondo y nos habías llenado de cariño y admiración, te vas. Y te vas tan joven. Y Chelo se queda sola. Hay veces que cuesta entender la vida y se hace imposible entender la muerte.

Mi querido Javier, te quiero, te queremos todos, te echamos y echaremos de menos.

Termínate esa copa de champagne abrazando a tu hermano, a tu tía y a tu padre, dales un abrazo de mi parte, de parte de todos los que te queremos, y brinda por nosotros.

Yo hoy brindaré por ti mirando al cielo

 

Nota: adjuntamos los enlaces a las páginas que Javier escribió para la Academia. 

Por |2024-01-07T18:21:47+01:00enero 7th, 2024|General, Microrrelatos, Opinión|Sin comentarios

EDICIONES DE LOS PREMIOS DE GASTRONOMÍA DE LA COMUNIDAD DE MADRID

1ª edición Premios de Gastronomía 2016

2ª edición Premios de Gastronomía 2017

3ª edición Premios de Gastronomía 2018

3ª edición - 2018

4ª edición Premios de Gastronomía 2019

4ª edición - 2019

5ª edición Premios de Gastronomía 2021

6ª edición Premios de Gastronomía 2022

Ir a Arriba