Desde el mismo momento en que se traspasa la entrada de Santceloni, uno es consciente de encontrarse en un lugar especial. Porque la excelencia en el servicio de este restaurante se percibe desde el primer momento a través del saludo inicial por parte de Abel Valverde (Premio Nacional de Gastronomía al mejor Director de Sala en 2008) o de alguno de su equipo. Equipo joven, elegante, atento y, por encima de todo, profesional, que trabaja con el objetivo de satisfacer las necesidades de los clientes. Estos, los clientes, son la primera y única razón de ser de un establecimiento con apenas 12 años de vida que se ha situado en la cúspide de la restauración madrileña y española de calidad.
El gran cocinero español, Santi Santamaría, propietario del mítico Can Fabes y fallecido a los 53 años en Singapur, maduró durante varios años como debía ser su desembarco en Madrid. Era consciente de la dificultad y exigencia de una plaza donde la apuesta debería ser total, sin margen para las medias tintas. Por eso, cuando por fin aterrizó, lo hizo por todo lo alto. Eligió un local que, pese a encontrarse en una superficie bajo rasante de un buen hotel madrileño, reuniera los requisitos de amplitud e instalaciones que le permitiera implementar su concepto de calidad, de excelencia y de lujo.
Y para ello, naturalmente, optó por contar con el mejor equipo posible. Tres jóvenes promesas que en muy poco tiempo se han convertido en estrellas de nuestra gastronomía.
David Robledo, que en 1996 realizó el curso de sumilleres de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, ha pasado por restaurantes emblemáticos como Arzak y Zalacaín antes de enrolarse en el equipo de Santamaría en Can Fabes. Un auténtico maestro del vino a cargo de una bodega de ensueño, especialmente desde la incorporación del stock procedente de EVO. David es, como todo en Santceloni, un compendio de discreción, conocimiento y profesionalidad.
Abel Valverde es mucho más que un Director de Sala. Es, en mi opinión, el alma del restaurante. No es fácil encontrar en España, país que vive de los servicios, una atención al cliente de nivel. Unas veces por falta de conocimientos y otras por exceso de familiaridad, son muchas las comidas que no alcanzan el calificativo de sublimes por no haber estado servidas adecuadamente. Toda la sala del restaurante está pensada para complacer al comensal y esto se percibe en el ambiente general y en cada uno de los detalles. Desde las explicaciones de los platos hasta la presentación de la mejor mesa de quesos que ha habido nunca en España. Todo en Santceloni es confortable, preciso, elegante. Todo es un lujo.
Y para rematar este tridente, contó el sabio Santi con un gran cocinero, del que había sido maestro años atrás, como también lo fue Martín Berasategui. Fiel reflejo de su filosofía en la cocina, Oscar Velasco (Premio Nacional de Gastronomía al mejor Jefe de Cocina en 2007) es un apasionado del producto de temporada, de las técnicas de elaboración, de los matices y de los sabores. Sus elaboraciones de caza o de setas son verdaderos festivales que satisfacen los paladares más exigentes. Cuenta, también, con la colaboración de una repostera excepcional, Monserrat Abellá, que para más señas es su esposa.
Santceloni, la memoria de Santi Santamaría, pero sobre todo, el excepcional equipo que conforma este restaurante, merece nuestro agradecimiento y nuestro reconocimiento. Y cada uno de nosotros seguro que también merecemos de vez en cuando darnos un homenaje. Aunque el precio no sea barato, si lo ponemos en relación a la satisfacción obtenida, les aseguro que será una experiencia rentable.