PIDO LA PALABRA. Con este foro de opinión, coordinado por nuestro académico Juan Manuel Bellver, la AMG quiere ofrecer un altavoz para que los profesionales del sector expresen sus ideas sobre temas que nos conciernen a todos los que amamos la gastronomía madrileña.

          por Juan Manuel del Rey*

 

Esta historia comienza cuando un señor que se llamaba Juan del Rey llega a Madrid junto a su hermano, los dos jovencitos, a principios del siglo XX. Se hacen cargo de un restaurante a las afueras de la capital, en la cuesta de las perdices, frente a la discoteca Oh Madrid, que se llamaba Casa Camorra.

En la guerra civil, Casa Camorra queda destruido y Juan del Rey se lanza a montar otro establecimiento en Madrid llamado Riscal. Fue el primer restaurante en Madrid que se abrió en la azotea de un edificio y luego ocupó también el local que fue posteriormente Archy y actualmente Coque. En Riscal la especialidad eran los arroces e incluso se llevaban en avión por todo el mundo, del Festival de Cannes al Papa, que los encargaba muchos fines de semana.

El hijo de Juan, se llamaba Manuel, trabajaba con él en Riscal y, en un momento dado, decide que quiere tener su propio negocio. Como era un enamorado de la alta cocina, pero también del flamenco, en 1956 decide crear algo nuevo, que no existía: un restaurante de alta cocina donde actúen cada noche los mejores artistas de flamenco del momento. En la carta había caviar, langosta thermidor, bullabesa y los platos de la alta cocina de la época… Y lo llama Corral de la Morería.

Hasta entonces, los artistas de flamenco malvivían: trabajando en compañías de variedades los mas afortunados y los demás, tratando de llevar un plato de comida a su casa si conseguían ser contratados para una fiesta privada en alguna casa, venta o colmado. Y Manuel consigue dar estabilidad a los artistas de flamenco, ofreciéndoles contratos durante varios meses seguidos.

Primero contrata a la figura mas importante de la época, Pastora Imperio, y obtiene un gran éxito, ya que no había ningún sitio así en Madrid. Fue totalmente disruptivo. Creó el concepto de tablao flamenco moderno y, a raíz de ahí, fueron surgiendo muchos más con el mismo formato; sobre todo en Madrid, pero también en el resto de España.

Luego siguió programando a las mejores figuras de la época, La Paquera de Jerez, Fosforito, Farruco, La Chunga… Paco de Lucía presentó allí por primera vez a la prensa su tema mas emblemático: Entre dos Aguas. Camarón se subió a su escenario con 13 años…

Un importante pintor de la época le dice a Manuel que tiene que contratar a la mejor bailaora que hay en Córdoba. Él dice que sí, pero resulta que la chica tiene sólo 12 años y no puede. Finalmente consigue un permiso especial para contratarla con 14 años.  Y, cuando esta cumple 19 años, se casa con ella.

Era Blanca Ávila, que posteriormente, tras adquirir el nombre artístico de Blanca del Rey, se convirtió en una de las coreógrafas y bailaoras mas laureadas de la historia del flamenco. Mi madre.

En el Corral de la Morería se ha vivido cosas extraordinarias dentro y fuera del escenario. Una noche que el Sha de Persia estaba allí con su sequito, una estudiante de arquitectura iraní le pidió a mi padre poder saludar a su Sha. Mi padre se la presentó y, al año siguiente, el Sha se casó con ella. Era Farah Diva.

>Un famoso grupo británico de música pop, que visitaba España por primera vez, vino a terminar su jornada promocional al Corral. Tras cenar y ver el espectáculo, en vez de volver al hotel con los demás, uno de sus integrantes se quedó hasta la madrugada aprendiendo acordes con los guitarristas flamencos. Se llamaba John Lennon.

Ava Gardner iba casi todas las noches, siempre a la misma mesa. En cierta ocasión entró un señor, tuvieron una discusión histórica y se marchó. Era Frank Sinatra.

Después de 64 años, el Corral de la Morería es el escenario flamenco que más tiempo ha estado abierto. El escenario por el que más artistas importantes han pasado en toda la historia del flamenco. Y un lugar que piensa que la vanguardia de la gastronomía debe evolucionar también por el camino de la cultura y el arte.

Los tablaos flamencos de Madrid son un valor cultural, turístico, económico y de imagen mundial importantísimo y un elemento diferenciador respecto a las demás metrópolis de Europa y del mundo.

Madrid es, además, la capital mundial del flamenco, ya que es la ciudad con más tablaos –21 antes de la pandemia, aunque ya hay que descontar varios que han cerrado o están en proceso de cierre a causa de la situación generada por el covid-19; entre ellos algunos de los históricos– y de más calidad del mundo. En Madrid residen la mayoría de las figuras del género ya que es, además, el escaparate nacional y mundial del flamenco.

Los tablaos flamencos atraen a la Villa y Corte más de un millón de visitantes al año, que vienen aquí para poder disfrutar de esa experiencia única y diferencial que ofrecen los tablaos madrileños 365 días del año. Este millón de visitantes internacionales ha generado, sólo en 2019, un ingreso en nuestra ciudad de más de 1.368 millones de euros –según la encuesta de Egatur sobre gasto turístico–, como resultado de la creación de destino por parte de los tablaos flamencos de Madrid.

Para Madrid, el flamenco es uno de sus fortalezas culturales más importantes y un factor que diferencia nuestra oferta cultural del resto de capitales del mundo y que la hace única. Pero, además, el visitante internacional que es atraído a Madrid por los tablaos flamencos es de un perfil cultural y económico alto, por lo que la repercusión para el comercio y los servicios es mucho más importante que la media de visitantes internacionales que recibimos habitualmente.

Los tablaos flamencos son posiblemente el sector mas castigado de nuestra ciudad por el Covid-19. Esto conlleva la dificultad económica de reabrir los establecimientos hasta que el público regrese en condiciones de volumen y confianza anteriores a la pandemia. Además, es prácticamente imposible mantener unos espectáculos de alta calidad, así como sus plantillas con las restricciones actuales.

Madrid ha tardado mas de 60 años en construir su industria del flamenco.

Y en estos momentos se tambalea, siguen cerrándose tablaos definitivamente. ¿Cuantos quedarán en pie cuando esta situación acabe?

Mucha gente no lo sabe, pero los tablaos son la industria del flamenco, ya que dan trabajo los 365 días del año al 95% de los artistas de flamenco de España, y solo un 5% de los mismos trabajan en compañías exclusivamente. Así que, si desaparecen los tablaos, desaparecerá ese 95% de artistas de flamenco. Y desparecerá quizá el flamenco.

Desaparecerá un Arte que se ha gestado en nuestro país durante siglos, que fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010 por la UNESCO. Y la humanidad perderá este Arte para siempre. Un Arte que es sin lugar a dudas un icono insustituible de la Marca España y de nuestra cultura.

Los tablaos flamencos son un sector único en el mundo, que forma parte de nuestra esencia y nuestra raíz cultural y que aporta un valor diferencial a Madrid por su incalculable aportación cultural, turística, económica y social.

Los tablaos son un patrimonio cultural de primer orden para nuestra ciudad. En todas las capitales hay danza, música, ópera, pintura, escultura, grandes museos, grandes monumentos… Un patrimonio cultural que hay que proteger. Pero la capital mundial de los tablaos flamencos es Madrid. 

Además, los tablaos flamencos son la universidad, el doctorado y el I+D del flamenco. Es donde se produce la improvisación y la creación constante de los artistas. Todos los grandes artistas de nuestro país han llegado al máximo nivel gracias a su desarrollo en los tablaos flamencos. De no hacer nada, la desaparición de estos espacios únicos representaría un daño cultural irreparable, imposible de justificar frente al mundo.

Madrid y España tienen en este extraordinario Arte buena parte de sus raíces y esencias culturales.  Para Madrid, el flamenco es suyo, profundamente suyo.

Y los tablaos flamencos de nuestra ciudad… se mueren.

¿Podemos permitirnos perder nuestra cultura, nuestra identidad?

 

 

(*) Juan Manuel del Rey es co-propietario y director del Corral de la Morería.

 

 

 

 

 

 

 

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